sábado, 12 de septiembre de 2009

ARTE

LA FELICIDAD.

Después de leer “El arte de ser feliz” de Arthur Schopenhauer, voy a escribir una serie de reflexiones sobre alguna de las reglas para alcanzar la felicidad que me han parecido interesantes.

¿En qué consiste la felicidad?
Todos hemos nacido en “Arcadia”, es decir entramos en el mundo llenos de aspiraciones a la felicidad y al goce. La experiencia nos enseña que la felicidad y el goce son puras quimeras, que nos muestran una ilusión en las lejanías, mientras que el sufrimiento y el dolor son reales, que se manifiestan a sí mismos inmediatamente sin necesitar la ilusión y la esperanza.
Que para ser felices debemos evitar la envidia. Decía Séneca que : “Nunca serás feliz si te atormenta que algún otro es más feliz que tú”.

Debemos aprender a partir de la experiencia qué es lo que queremos y de qué somos capaces. Cuando estamos familiarizados con nuestras capacidades y deficiencias, ya no intentaremos mostrar puntos fuertes que no tenemos. El conocimiento de la propia mentalidad y de todas las clases de capacidades personales y de sus límites variables es el camino más seguro para estar lo más satisfecho que se pueda de uno mismo.
Un mal que nos ha afectado no nos atormenta tanto como pensar en las circunstancias que lo podrían haber evitado. Pero tanto niños como adultos saben conformarse tan pronto que comprenden claramente que las cosas no tienen remedio.

Reflexionar a fondo sobre una cosa antes de emprenderla pero, una vez que se ha llevado a cabo y se pueden esperar los resultados, no angustiarse con repetidas consideraciones de los posibles peligros.
Como decía Aristóteles en su “Ética a Nicómaco” : “El prudente no aspira al placer sino a la ausencia del dolor”.
Cuando estamos alegres no debemos pedirnos permiso para ello con la reflexión de si a todas luces tenemos motivo para estarlo. Cuando alguien es rico, joven, bello y famoso, hay que preguntarse si además es alegre para enjuiciar su felicidad; más a la inversa , si es alegre, no importa si es joven, viejo, pobre o rico : es feliz. Por ello debemos abrir todas las puertas a la alegría porque nunca llega a deshora.
La alegría es el bien que puede sustituir a todos los demás , mientras que ningún otro bien la puede sustituir a ella। Por consiguiente deberíamos preferir la adquisición de este bien a la de cualquier otra cosa. También decir que la salud puede favorecer la alegría. Por ello debemos procurar conservar “un alto grado de perfecta salud, cuya flor es la alegría. Su adquisición requiere evitar todos los excesos, también todas la emociones intensas o desagradables; también todos los grandes y constantes esfuerzos intelectuales , finalmente al menos dos horas de movimiento rápido al aire libre.
Marilui