sábado, 14 de febrero de 2009


TERCERA SESIÓN DE TALLER DÍA 6 DE FEBRERO DE 2009
LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES DE CUENTO

Nunca esta mal recapitular un poco lo que se ha visto en clases anteriores y, aunque no parezca mucho, ya llevamos dos sesiones del taller y, en cierto modo, hemos pasado una etapa. Comenzamos la clase del pasado viernes viendo con un poco de perspectiva lo que habíamos hecho en el mes de enero. Las dos clases de este mes y sus correspondientes ejercicios, estuvieron destinadas a romper un poquito el hielo entre aquellos que no os conocéis demasiado y, sobre todo, a coger un poquito de confianza. Fueron unos ejercicios de los que se llaman de "desbloqueo" para demostrar que, efectivamente, las historias están ahí, en la imaginación de cada uno, y que lo único que hay que hacer es dedicarle un poquito de tiempo y un poquito de técnica (de lo que trataresmos en los próximos ejercicios) para poder escribirlas. Creo, por los estupendos resultados del último día, que los ejercicios han cumplido su función, pues los que vinisteis a la sesión del viernes trajisteis cuentos bastante ambiciosos. Eso es una señal de que vais teniendo confianza en lo que sois capaces de imaginar y de escribir.

Hecha esta pequeña introducción, voy a resumiros lo que vimos en la última clase, que más o menos consistió en hablar de los elementos fundamentales del cuento.

Por supuesto, si hay algo que caracteriza al cuento frente a, por ejemplo, la novela, es su brevedad. Esto condiciona los dos elementos más importantes del cuento, el ritmo y el personaje. En un cuento el ritmo es acelerado, agarra al lector y no lo suelta llevándolo hasta el final. Para ello, es importante captar su atención desde el principio con un comienzo que lo deje con la boca abierta. A partir de ahí, el lector debería de contener la respiración y no tomar aire hasta el final. Ya dedicamos la segunda sesión del taller a la importancia de un buen comienzo. Para conseguir este ritmo hay que ser muy preciso, seleccionar bien lo que quieres contar para que ésta sea información fundamental en el desarrollo de la historia. En los cuentos nada es accesorio, no hay ni una sola descripción, ni un sólo diálogo del que podríamos prescindir. Recuerda las famosa frase de Poe que viene a decir algo así: "Si en un cuento sale un clavo en la primera página, será porque ese clavo sirva para colgar el cadáver en la última". Ser preciso seleccinando muy bien las escenas que vas a contar, los indicios que desarrollarán el conflicto, los rasgos con los que identificarás al personaje y hasta incluso el lenguaje que vas a utilizar es una de las tareas más difíciles del cuento.

El segundo elemento que se ve condicionado por este ritmo acelerado es el personaje. Se suele decir que si en una novela la acción está al servicio del personaje, en un cuento el personaje está al servicio de la acción. Acción en un cuento tiene que ver con el desarrollo del conflicto, el problema que ha roto el equilibrio de tu personaje y que hace que éste se vea envuelto en una serie de tomas de decisiones que le lleven a la recuperación de ese equilibrio o al desastre, el suicido, la aceptación de la cruda realidad, etc. Muchas veces he leído que, en realidad, en un cuento lo único que hay que hacer es ponerle obtáculos al personaje; para ello basta con proponerle una situación para la que no le sirvan "sus herramientas habituales". ¿Está nuestro personaje preparado para asumir la pérdida de un hijo, el premio gordo de la lotería, el diagnóstico de una enfermedad terminal, el cambio de lugar de residencia, la infidelidad de su pareja, el hallazgo del amor verdadero? Eso es lo que tenemos que preguntarnos y, a continuación, someter a nuestro personajes a esas experiencias contra las que tendrá que defenderse y que, sin duda, lo transformarán. Esta es la clave con los personajes, que sufran una transformación, que adquieran una nueva herramienta, o una nueva perspectiva de la vida. Esto no quiere decir que la conclusión de nuestro cuento tenga que ser feliz. Adquirir una nueva idea de tu vida puede ser aceptar que jamás conseguirás saltar ese obstáculo. Respecto a esto, dijimos que hay que tener cuidado. Todo texto literario está supeditado a las leyes de la verosimilitud, de la credibilidad. Hay que plantear un conflicto a nuestro personaje que sea adecuado para él, que no le venga demasiado grande. Si ponemos a un funcionario gris y aburrido a salvar el planeta porque un meteorito está a punto de chocar con nostros, tendremos que hacerlo muy bien para que "nos lo creamos". El conflicto tiene que estar a la altura de nuestro personaje y la evolución, enseñanza, catarsis o expiación que sufra nuestro personaje también deberá estarlo. Claro que un hombre de negocios sin escrúpulo, violento y alcohólico puede sufrir una catarsis y convertirse en un santo, pero tendremos que tener mucho cuidado y justificarlo todo muy bien.

Como dije al principio. Esta tercera sesión está dedicada a que vayamos cogiendo un poco de técnica. Es decir, una manera de escribir, de ordenar o planificar lo que queremos contar, que sea más o menos efectiva. Para ello, propuse la siguiente plantilla de cómo construir un cuento:

1º.- Inicio (presentación del personaje con aquellos rasgos que vendrán bien para el desarrollo de la historia y que serán, en el fondo, los que originen el conflicto o lo que precisamente haga que "sus herramientas habituales" no le sirvan esta vez).

2º.- 1er. Punto de giro. Por punto de giro se entiende un cambio inesprado en el dersarrollo de los acontecimientos, que en el caso del cuento tendrá que ver con el conflicto, con el obstáculo que queramos plantear a nuestro personaje.

3º.- Nudo. Desarrollo de las acciones que nuestro personaje pone en marcha para recuperar el equilibrio, para solvertar ese problema que se le ha presentado. Aquí tendrá que ir observándose esa transformación de la que hablábamos arriba.

4º.- 2do. Punto de giro. De nuevo un cambio en el desarrollo predecible de la historia, buscando crear sorpresa en el lector.

5º.- Desenlace. Nuestro personaje soluciona el conflicto o sucumbe ante él.

Recuerda que esto es sólo una plantilla de las tantas que podemos aplicar. Hay cuentos que no tienen, a menos aparentemente, un conflicto, o que no giran en el último momento buscando "la sorpresa final", de la que hablaba Poe en sus cuentos.

Bien, para finalizar, el ejercicio para la clase del 28 de febrero consistía en buscar un personaje y proporcionarle un problema que le pusiera la vida patas arribas.

Hicimos una tormenta de ideas y nos salieron algunos personaje prototipo y un listado de acontecimientos que le cambiarían la vida a cualquiera. Tu cuento será contarnos cómo sale tu personaje (si es que sale) de ese atolladero. Estos son algunos:

Una bruja, un funcionario aburrido, dos gemelos, un profesor de instituto, un bombero, un emigrante de patera... Puedes añadir tú el que quieras.

Estos son los acontecimientos con los que tendrán que enfrentarse: Una catástrofe natural, una infidelidad, un premio de lotería, la muerte de un hijo, un cambio de residencia, un despido, etc.








martes, 10 de febrero de 2009

TERCERA SESIÓN O EL BOTE DE TOMATE

El pasado viernes tuvo lugar la tercera sesión de nuestro taller de escritura.

Mila nos trajo un nuevo ejercicio para seguir elaborando personajes. Nos explicó que la verosimilitud de los personajes debe llegar a través de los conflictos que marcan la pauta en la evolución de los cuentos. Hicimos una lluvia de ideas, por una lado personajes: desequilibrado, funcionario, superhéroe, bruja, niña consentida, gemelos de 10 años, profesor de instituto, inmigrante, verdugo, ama de casa; por otro lado, ideas que plantean el origen de un conflicto: carta de despedida, despido, infidelidad, malos resultados, catástrofe natural, enfermedad, premio, viaje, pelea, chapuzas en casa. Mila hizo la asociación de personaje y conflicto y repartió entre los presentes, mediante un sorteo, cada una de las semillas de cuento que el personaje y su conflicto representan. De modo que para la siguiente sesión deberán ver la luz nuevos cuentos basados en las siguientes ideas:

Gemelos de diez años – Despido
Bruja – Malos tratos
Profesor de instituto – Catástrofe
Superhéroe – Premio
Verdugo – Viaje
Ama de casa – Pelea
Inmigrante – Infidelidad
Desequilibrado – Carta
Niña consentida – Chapuzas en casa

Habrá nuevos personajes y conflictos para aquellos que no pudieron asistir.

A continuación se leyeron los cuentos que los participantes habían escrito utilizando los comienzos de diferentes autores que Mila nos había traído en la sesión anterior. Muchas ideas quedaron flotando entre historia e historia: que somos responsables de aquellas criaturas que creamos, que no podemos abandonarlas después de sacarlas del limbo en el que estaban esperando; que las historias que aún no están acabadas son como botes de tomate que podemos meter en la despensa para utilizarlos otro día. Asistimos a una conversación de viejos amigos, con sus silencios, sus miradas mudas y sus voces algo teatrales. Sin darnos casi cuenta llegamos a Marte en alguna de las varias oleadas que partieron de la tierra, y asistimos al exterminio de Marcianos y Terrícolas, lo cual nos recordó algunas de las cosas que actualmente pasan en estos nuestros días presentes. De la mano de Nick Casi Decapitado aprendimos a jugar con las expectativas y los puntos de giro. Conocimos a nuevos Marcianos que eran como “minúsculas gotas de vapor de agua unidas con puñales de hielo”, alguien nos trajo el recuerdo de Lolita, “anhelo que mis brazos te atraigan de nuevo”, y es que el lenguaje tiene esa capacidad evocadora, sólo hay que dejarse llevar, dejarse envolver, porque un cuento también es ritmo, y las palabras son como “caramelitos” que te llenan la boca de agua. A través de Poe llegamos a la puerta de una casa en la que había un cartel moviéndose con el viento, nos adentramos por un ambiente extraño y lúgubre, pero como todo en la vida, “cuanto más buscaba menos miedo tenía y más alegría llenaba mi corazón”, pero al mirar de frente encontramos a alguien que “tenía los ojos cerrados como tú. Eras tú”, y descubrimos de nuevo que los puntos de giro hacen renacer de nuevo una historia. De nuevo en la calle nos salieron al paso unos solitarios buzones “con el olor de los sueños perdidos” a los que alguien les llevaba “besos y caricias”, y desde el humor pasamos volando a la poesía y la ternura. Pero sin darnos mucha tregua pasó por allí la Banda del Chivo, venían de una pelea callejera, y en un momento descubrimos todo un mundo y todo un barrio con su vida y su locura; una historia que según Mila podría crecer y convertirse en una auténtica novela. Y es que a veces merece la pena “espesar argumento”, no conviene “montar una carpa y dejarla vacía”. Creo que en el mismo barrio visitamos a otra familia, la familia de la Mari, “que se pintaba muy malamente” y Saúl el Tío de Córdoba. De la mano del monólogo interior llegamos al final de la sesión, con el alma llena de retazos de otras vidas.

Espero que en la próxima sesión estemos todos y todos mantengamos la ilusión de seguir escribiendo. Nos vemos de nuevo el día 27 de febrero. Pero antes, gracias a este blog, todos tendremos la oportunidad de leer los cuentos de aquellos que no pudieron asistir el pasado 6 de febrero, los cuales, no conviene echar en saco roto, desde la Misión imposible de publicar una novela a las aventuras y desventuras del nuevo Charlie Gordon, más listo que muchos que así se creen. Espero que también los demás autores nos brinden la oportunidad de releer sus cuentos.

Para los interesados en cómo publicar una novela quizá no estaría mal que se dejaran caer el próximo sábado 14 de febrero por la Biblioteca, donde tendremos a autor y editor de la Novela "Trazo blanco sobre lienzo blanco" de Ediciones Irreverentes.

LA MISION IMPOSIBLE DE PUBLICAR UNA NOVELA O CÓMO VIAJAR A EXTREMADURA.


Para el ejercicio de la semana pasada, la profesora del taller literario nos había propuesto elegir el inicio de una novela famosa, para continuar con otra historia inventada por nosotros.
Yo, sin dudarlo, escogí ésta:


“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía, había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo…”

Mi primera intención fue añadir algún año más al siglo de soledad en el perdido Macondo, pero pensé que además de ser una reiteración, iba a ser sin duda, muchísimo peor que lo que dejó escrito Gabo, y decidí escribir mi propia historia:La he titulado:
“La misión imposible de publicar una novela o cómo viajar a Extremadura”
.

Y reza así:

"Yo de niño escribía cuentos pequeñitos.
Cuando había visita en casa, mi madre me decía:
-Anda, Manolo -a mí nunca me llamaron Manolito-, lee a esta señora ese cuento tan bonito que has escrito.
La señora por educación, no decía que se parecía demasiado a la bella durmiente o a la cenicienta, y se deshacía en elogios para mí, que procuraba desaparecer lo antes posible, porque de todos es conocida mi recalcitrante timidez.
Luego, la profesora de lengua resaltó que estaba muy bien dotado, para la literatura, claro, y me animó a seguir el bachillerato de letras.
Después, en mi vida profesional, tuve que trabajar más con números que con las letras, aunque en honor a la verdad llegué a ser especialista en las de cambio.
Cuando una multinacional compró la empresa en que trabajaba, me mandaron a mi casa con un poco menos de sueldo, pero con todo el tiempo para hacer lo que más me gustase, y entonces recordé mis antiguas aficiones.
Me apunté a un taller literario, donde la profesora me mintió cariñosamente para animarme a escribir una novela, porque me decía que los cuentos ya se me habían quedado pequeños para mi edad.
Uno que es demasiado crédulo y propenso a las adulaciones aunque sepa que son gratuitas, me afané en buscar unos personajes con enjundia y una historia interesante que contar.
Durante un periodo aproximado de nueve meses mis personajes y mi historia fueron creciendo en el útero de mi ordenador, con unos efectos similares a los que mi mujer padeció en los embarazos de mis cinco hijos.
Y no es que yo tuviese antojos, es que no había quien me aguantase. Doña Margara, la protagonista de mi historia, que era de carácter agrio, déspota y manipuladora, se apoderó de mi personalidad y todos en mi casa procuraban rehuirme para no tener que padecer mis salidas de tono, mis caprichos y mi mala uva, que no provenía, como yo pensaba, de la influencia de mi personaje, sino de la dificultad de escribir más de una página seguida de mi novela.
Cuando, por fin, di por concluida mi obra, empezó la tarea más difícil. Encontrar alguien que se prestase a leerla. Eran casi doscientas páginas y había que tener valor, o apreciarme mucho, para atreverse a embarcarse en la aventura.
Mientras tanto, iba corrigiendo el estilo, perfilando metáforas, quitando sinalefas, adaptando sinécdoques, evitando aliteraciones, dejando mi novela, en fin, más bonita que “un san luis”.
Encontré, por fin, tres aguerridos voluntarios que se “ofrecieron” a leerla. Se la envié por “e-mail” y esperé paciente su veredicto.
Tres meses después me encontré con uno de ellos que me dijo lo ocupado que estaba, pero que las diez primeras páginas que había leído hasta ahora le habían parecido “muy interesantes” y que ya me contaría cuando terminase de leerla.
Los otros dos, me enviaron un correo a los cinco meses, animándome a presentarla a un premio literario, porque decían, “tiene un depurado estilo, y un argumento que agarra al lector desde la primera a la última página”.
Yo que debía saber que todo lo que decían era mentira, porque ellos habían tardado en leerla casi cinco meses, lo cual decía muy poco de la capacidad de atracción de mi novela, me creí sus palabras y me puse a buscar en internet los premios literarios que había convocados.
Unos se habían pasado de fecha, otros eran sólo para jóvenes menores de 18 años, otro era para mujeres, los más pedían más de 250 páginas, uno exigía que el tema fuese sobre los peligros de la mar océana; pero por fin uno parecía estar convocado a mi medida:Más de 150 páginas, escrita en español, inédita, tema libre, y me dije: “Esta es la mía”.
Preparé las cinco copias escritas en folios tamaño A4, por una sola cara en letra arial de 12 puntos y doble interlineado, las mandé encuadernar con un sencillo canutillo como indicaban las bases del concurso, me inventé un seudónimo bastante ridículo y mandé el paquete de 5365 gramos de novela, al pueblo de Badajoz donde convocaban, desde hacía catorce años, un premio de novela dedicado a una escritora local que yo no conocía.
Y aquí estoy en la paciente espera de conocer el resultado del Jurado, que para más “inri” no se sabrá hasta mediados del próximo mes de junio, lo cual tiene la ventaja de que me llegaré a olvidar del asunto.
Mi mujer me ha dicho que cuando se conozca el fallo del jurado, podríamos darnos una vuelta por Extremadura para recoger los cinco ejemplares de la novela, porque en las bases del concurso se indica que las obras no premiadas no serán devueltas por correo, sino que hay que recogerlas personalmente o autorizar a otra persona para que lo haga, y las que no se retiren serán destruidas.
Mi mujer dice que así las salvaremos de la destrucción y tendremos un ejemplar para cada hijo.
Cuando volvamos de Extremadura, pensaré si publico la novela en mi blog".

domingo, 8 de febrero de 2009

Historia de Nick

Sentía náuseas, náuseas de muerte después de tan larga agonía; y cuando por fin me desataron y me permitieron sentarme, comprendí que mis sentidos me abandonaban. La sentencia, la atroz sentencia de muerte, fue el último sonido reconocible que registraron mis oídos. (E.A.Poe)

Nick, me dije, Nicanor Obdulius Francis George Alexander Geofrey III -solo utilizo mi nombre completo en los momentos de encrucijada vital-, Nick, me dije, basta ya de lloriquear como gato sin gatas en el vecindario. ¡Reponte! me sacudí con autoridad.

Los espectros me arrastraban a la celda negra del final del largo pasillo oeste del tercer sótano de la prisión de Loch Lomond, situada en un islote a media milla de la costa en medio de las embravecidas aguas del Mar del Norte. Mientras me llevaban a mis últimas cuatro paredes trabajaba por recomponer mi espíritu y volver a la compostura propia de un noble británico.

Hijo de un Lord venido a menos, era sin embargo un joven apreciado en las tertulias de otros jóvenes de mi rango. no puedo negar que mis frases lapidarias y comentarios respetuosamente irreverentes provocaban la hilaridad de mis comilitones. Y ciertamente que hacía profuso uso de aquellas flatulencias verbales, ya que las reuniones iban aparejadas de buenas viandas y cerveza sin fin. Lo cual era sin duda un agradable contraste a las épocas de ayuno forzoso cuando las tertulias escaseaban.

La agonía y sufrimiento a los que me sometieron fueron atroces, despertando dolor donde creía que era imposible que este existiera. Introduciendo artefactos punzantes y candentes por partes de mi cuerpo que yo desconocía que, cual vainas contrahechas, pero vainas al fin y al cabo, pudieran alojar aquellos instrumentos. Y las articulaciones, sorprendente lo que podían ceder antes de reventar. Y siempre aquellos gritos de “porque” y “quién”. ¿Me los gritaban interrogándome o eran mis propios gritos los que oía?

Desde luego que Cromwell -en el infierno de las ratas calvas se pudra- debía tener poco sentido del humor. Se podía haber reído como todos los demás cuando mencioné el tamaño de su órgano masculino, bueno, también el oficio de su madre y especulé con la salud mental de su desconocido padre... Se podía haber reído, pero no, tuvo que hacerse el ofendido.

Al que se le pasó la risa fue a mí, con todo lo que vino después, no entraré en detalles.

Pero llegados a este momento y lugar, me dije, Nick, carpe diem, aprovecha el momento, saca el mejor partido a la situación y cumple uno de tus sueños más deseados y morbosos de la infancia: formar parte del Club de los Cazadores sin Cabeza. ¡Qué ilusión!

Y entraron en la celda los espectros exponiéndome en una bandeja una cuerda, un arcabuz, un frasco de veneno, un estoque, un cubo de agua y un hacha. He de reconocer que el maestro de verdugos tenía estilo. Evidentemente elegí el hacha; mis planes de futuro estaban decididos. Pero la mala suerte quiso que el hacha no estuviera bien afilada y que al decapitarme quedara unida mi cabeza al tronco por un trozo de piel.

Nick-Casi-Decapitado me llamaron desde entonces. Entenderéis que mi brillante futuro en el Club de los Cazadores sin Cabeza quedó truncado. Una pena. Me contrataron eso sí, como espectro de la escuela Hogwarts de Magia, pero esa ya es otra historia.

sábado, 7 de febrero de 2009

Taller 6 de febrero 2009

El corazón delator (Edgard Allan Poe)

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco?


…¿quizás por mi afán de conversar con los buzones de correo postal? ¿Qué hay de locura en eso? ¿Acaso se ha parado alguno de ustedes a contemplar la soledad de un buzón de correo? Da tanta pena… que una vez descubierta, la soledad, la soledad digo, es inhumano no sentir la necesidad de ponerle remedio.

Y eso hago, o intento hacer, siempre que puedo. Hablo con ellos y les cuento cosas que nadie les había querido contar antes. Les hablo de las nubes de mayo, que son las más bonitas que hay. Les hablo del olor de los sueños perdidos. Les hablo de cuánto les quiero. Les hablo.

Y mientras les hablo revivo imágenes de tiempos mejores, de cuando ellos me traían besos y caricias. De lo que me gustaba aquello. Besos y caricias. Mi prima Adela. ¡Qué linda era… y qué dulces palabras me escribía!

“Cuando vengas iremos al prado grande con Teresa y cortaremos el ramo más hermoso que puedas imaginar, juntaremos todos los colores de la tierra en un puñado de besos que uniremos con un lazo azul, que ya he comprado, y se lo regalaremos al aya. Y entonces estate atento porque en el momento de dárselo, justo en ese momento, si te fijas bien, verás dos estrellitas brillando en sus ojos. Le lucen siempre que es feliz. Los ojos de los ángeles hacen esas cosas. Después todo lo que te pase será bueno. Ver esas lucecitas te concede deseos. Piénsate bien cuál será el deseo que pedirás, no se te olvide…”

Y luego yo le escribía otra carta interminable para decirle solamente que no estaba muy seguro de qué pediría a los luceros de los ojos del aya Teresa. Y ella me contestaba, y otra vez yo….

¡Qué feliz fui! ¿Cómo puedo ahora olvidar a mis aliados? Yo bajaba la calle corriendo todas las tardes a depositar en el buzón de la esquina la carta diaria para prima Adela, y el buzón me sonreía. Y yo le sonreía a él.

A la mañana siguiente el cartero me entregaba la carta que ella había depositado para mí, junto con otra sonrisa, en un buzón igual al mío. Un buzón lejano. Y yo miraba el sobre con letra perfecta. Y todo era perfecto. Adela. Perfecta.

Y aquella primavera yo vi las nubes más hermosas junto a Adela, tumbados sin prisas en el prado grande entre flores de todos los colores. Y vi brillar esos destellos mágicos en los ojos del aya, y pedí mi deseo. Y volví a casa.

Y los buzones, felices entonces, de pronto un día dejaron de sonreír. Y fue cuando llegó la soledad. La soledad de los buzones. La soledad. Y no puedo soportarla. Y pienso, quizás me equivoque, que como las sonrisas que intercambiábamos antaño, hoy podemos intercambiar las esperanzas, ya he dicho que quizás me equivoque. Pero no piensen por esto que yo estoy loco. No, loco no. Todavía no.


Yo no maté a mi padre, pero a veces sentía como si hubiera contribuido a ello y, de no ser porque coincidió con un momento especifico de mi desarrollo físico, su muerte pareció insignificante, comparado con lo que después siguió.
Estaba llegando el invierno y, con él, sentía como mi piel cambiaba, como mis huesos se estiraban, como mi voz se tornaba a veces de pito, a veces dura, la pelusilla debajo de la nariz me molestaba, así como la que me llevaba incordiando en el pubis, en las axilas y… en todos sitios durante todo ese caluroso verano, ¡¡¡creo que tengo una enfermedad!!!, le dije a Miguel Prados, mi amigo desde que dejamos el chupete, Miguel se rió estruendosamente, al igual que mi padre cuando le comenté que sentía dolor en mis partes cada vez que me cruzaba con Merceditas, la del boticario.
Recorrí todo el mercadillo buscándolo, lo juro, Malena no me lo creería, pero lo hice, descubrí aquel rinconcito donde todos los que sudaban desde la ingle se reunían para compartir el último botecito diario… ufff… era bueno, esta vez creo que era mucho más bueno… ¿sería por que era la primera vez? El último botecito, según decía Mario, siempre era el mejor… sorbí, no, nooooooo, no se dice sorbí, olí, inhalé… jop, creo que algo así, Anás necesitaba oler como cinco veces para estar, yo… con una sola olida me sentí….estuve… como en el cielo, la Merceditas me besaba y Malena me quitó los calcetines, no se por qué, pero me sentía como en brazos de mi mami cuando era bebé, ¿yo fui bebé?... casi llego al “éxtasis” eso creo, según Mario llegar al éxtasis era lo más, lo incomparable… pues yo me sentía así, como si hubiera llegado a lo más alto, te juro Alicia que yo estaba bien, pero que muy bien, cuando sonó mi móvil lo cogí sabiendo que era mi madre, cosa que, ahora que pienso, si no me hubiera encontrado en la cima no lo hubiera cogido con tanta amabilidad, mi madre se empaña en jorobarme los momentos más guapos… recuerdo cuando estaba con Lucia en aquel banco… uffff, me jorobó la vieja… y tenía que ir… pero… las madres son así, pero bueno, el caso es que esta vez, mi madre no me estaba instando a volver a casa, solo lloraba… joer… lloraba y… como que me sentí débil, va y me dice: Hijo, hijo, todo entre sollozos, recoge a Mari y venir para casa, Yo nunca creí que Rafa se cargara a mi padre, tampoco se si realmente fue Rafa… aún tengo lagunas eternas de aquellas cosas, el caso es que cuando llegué a casa, arrastrando a la Mari, estaba todo lleno de gente, había curas, monjas, frailes, un tío de Córdoba que hacía millones de… je je je… iba a decir años, yo que se…. bueno, que hacía mucho tiempo que no se dejaba caer por casa, era hermano de mi padre, si… su hermano mayor… digo yo, yo no supe nunca que edad tenía mi padre, creo que tenía como 500 y pico… o algo así, mi vieja era mucho más joven, puede ser que tuviera unos 70 poco más o menos… así que el hermano mayor de mi padre debía ser pues como Matusalén… aprox.
¡¡¡Joder!!! Vaya recuerdos… lo peor vino después, una vez mi padre fue cremado en toda regla, cuando aquel señor de traje negro entregó a mi madre un jarrón de acero inoxidable del tamaño de un balón de futbol, en el cual… dijo que estaba mi padre… era casi imposible, mi padre medía casi dos metros, eso pienso ahora, entonces yo creía que media, al menos, cinco y medio, era como una armario de cuatro cuerpos, era estibador, no digo más.
Cuando mi madre llevó a casa a Saúl, pensamos que se había metido en una secta de esas del tercer, cuarto… o… ¿era el séptimo día? Lo miraba mientras comíamos como miraba la estampita del santo de los clavos que tenía en el comodín de su alcoba, que por cierto, despareció justo el primer día que él vino a desayunar, recuerdo que no escuchamos el timbre de la puerta, nos levantamos llenos de legañas y cuando llegamos a la cocina… ahí estaba, sentado en la mesa, mientras mi madre freía huevos con tocino, cosa… que ¡¡¡nunca había hecho!!! Siempre ponía la jarra de leche caliente, el cola cao, la lata de galletas, y un bote de descafeinao, y cada uno se ponía lo que quería, bueno, eso de lo que quería es un decir, como se me ocurriera echarme dos cucharadas de cola cao se ponía como si acabara el mundo, la de nombres que soltaba por la boca, bueno, pues esa mañana nos sonreía, incluso me acarició la cabeza sin darme una colleja, ¡¡¡alucinante!!! Mi madre se ha vuelto loca o ha encontrado mi botecito y ha esnifado… juerrrrrrrrr, no pude por más que salir corriendo al baño…. No, nooooooo, a vomitar no, a mirar si la vieja había encontrado mi botecito, respiré profundo al ver que no era eso, pero no podía imaginarme que el Saúl de las narices fuera la causa de sus cariños, ni que fuera millonario…
Desde aquel día mi madre no entró en mi habitación dando gritos para que me levantará, era raro, aunque ya no me impactaba nada de lo que ella hacía, todo era… tan raro, cada mañana los huevos con tocino, los cariñitos, las sonrisas… y luego… ella, toda pintada, a todas horas… aunque se pintaba mu malamente, se pintaba de morado los ojos, como si no hubiera dormido en mil años, a veces se levantaba con las gafas de sol puestas, y es que eran unas gafas de esas, a lo Pantoja, grandotas, se las compró en Benidorm cuando se fue con el Saúl un finde… eso sí, los escotes, me di cuenta, habían subido, ya no nos enseñaba casi todas las tetas en los desayunos, y se había vuelto friolera de la leche, siempre con manga larga, ufff… en pleno verano, todos en calzoncillos y casi en pelota picá y ella… como si se estuviera helando, se ponía roja… creo que le estaba entrando eso de la menopausia de las mujeres, eso que dicen que se vuelven viejas… no entiendo… mi vieja era vieja desde siempre.
Cuando Saúl no estaba, ella rezaba, se sentaba al borde de la ventana de la cocina y muy bajito rezaba, una vez la escuché algo así como “Si te lo llevaras Dios mío… “o no se qué… sí, yo continuaba pensando que el Saúl ese la había metido en una secta, y no me parecía que fuera los testigos del geoba, esos son muy tiquismiquis… parecen mariquitas todos y el Saúl más bien parecía un tío de esos de películas guarras, de esos que pegan a las mujeres para acostarse con ellas, vamos de esos que se follan a todas a base de ostias, como decía Mario, tal como mi padre, aunque mi padre la gritaba, se cabreaba, estaba siempre cabreado, con mi madre, con la Mari, conmigo, bueno… con la Mari menos, a ella de vez en cuando la daba besos; incluso se cabreaba con la vida, se cabreaba con to dios, menos con el Rafa… ¡¡¡coño!!! Ahora que pienso, si el Rafa lo mató… ¿o no fue el Rafa?, ese si que sabía, era… mecánico de coches, de la Ford o algo así, tenía un buga que daba pánico, todo tuneao… y con una música que te cagas, y mi madre siempre se reía con lo que le contaba; a veces, cuando no estaba mi padre… pero debían ser chistes guarros, por que se los contaba al oído y ella se reía y se ponía roja, pero no como ahora, entonces era de otro rojo, creo que más clarito; por cierto, el Rafa no ha vuelto a casa desde entonces, debe ser lógico… ¡si mato a mi padre… estará en la cárcel, digo yo!.
Yo no debí contar a mi padre lo de los chistes, pienso que eso fue lo que a mi padre lo mató… el era débil de corazón, eso decía mi madre mientras comíamos con Rafa, pero es que, como dice Anás, soy un bocazas… un verdadero bocazas.
Ahora… mi madre ya no ríe, al principio con el Saúl si, era como si la hubiera tocado la lotería, pero ahora… llevaba unos días que… incluso estoy pensando si es que estará con depresión, dicen que ocurre cuando llegan a la menopausia y… yo creo que mi madre está en plena menopausia… ayer fui a abrazarla y… ufff, por que me retiré a tiempo, casi me da un sopapo que me apaña… luego me pidió perdón… le dolía la espalda, me dijo, aunque yo solamente la rocé un poco el brazo.
Hoy… la Mari está sentada en la mesa, con la cuchara en la mano, no hay jarra de leche, ni cola cao, ni nada de nada, mi madre parece llevar toda la noche sentada en la ventana de la cocina, esta vez creo que está cantando… es una canción antigua, seguro, dice “se acabó, ya todo se acabó”, mala espina me da esto, el Saúl no se ha levantado aún… la Mari mira a mi madre y me mira a mi, no se por qué esta niña solo mira, creo que es muda, no recuerdo escucharla hablar, llorar sí… uuuuhhhh ¡¡¡como llora la Mari cuando se pone!!! Pero hay algo raro hoy… creo que anoche me pasé con el botecito, aunque solamente le di dos olidas… no me puse del todo, no llegué al éxtasis, lo juro. ¡¡¡Coño… la puerta!!! Nadie se mueve, vamos que voy a tener que ir yo, ¿¡¡¡policía!!!? ¿Qué?... La Mari llora desesperadamente, mi madre babea ensimismada con los cristales de la ventana de la cocina mientras comienza a sonreír como si se hubiera olido 30 botecitos seguidos, los policías toman la casa como los del equipo A, corretean y llaman por teléfono sin casi pararse… esto es como una peli del rex, y yo… uffff… pienso que aquí pasa algo muy raro, pero que muy raro.

viernes, 6 de febrero de 2009

Convocatorias de Concursos de Escritura

Hoy 6 de febrero entre las 20:00 y las 22:00 tendremos la nueva sesión del taller de Escritura de la biblioteca.

Para todos los interesados en los concursos de escritura os paso una dirección con próximas convocatorias.

http://www.escritores.org/recursos/concursos.htm

jueves, 5 de febrero de 2009

Lo que mas me gusta del mundo


Strauss dice que tengo de escribir lo que pienso todo lo que me pasa de ahora enadelante.No se por que pero dice que es importante porque asi deciden si me van a usar. Espero que si me usen. La señorita kinnian dice que alomejor me vuelven listo. Yo quiero ser listo. Me llamo Charlie Gordon. Tengo 37 años. Ace dos semanas fue mi cumpleaños. Ya no tengo nada mas que contar asíque lo dejo por hoy.
Strauss dice que no pare tan pronto de escribir y que piense mucho para escribir mas. Si para que me usen tengo que contar pensamientos mios prefiero no ser listo. Baya parece que esplico raro cuando escribo porque ni llo mismo se lo que cuento.
Bueno pues sigo y digo que dentro de casi un año cumplo 38 años.
Mi señorita me dice que no se me olvide decir que diga escribiendo que este año me tengo que esmerar un poco cada dia y esmerar dice Strauss que significa que tengo que
aprender mucho mas que el año pasado creo yo.
Pienso cosas pero no se como se cuentan. Bueno aller era Domingo y como siempre Rosse me a levantado de la cama y después de desayunar me fui con ella a una iglesia que esta cerca de la casa.Y ya no se mas y cuando salimos llovia y me moje. Mi ermana me chiya y me chiya después y me decia cosas pero yo no le entendia y nunca le entiendo.
Ella es lista me an dicho y parece que me chiya siempre por eso.Ay algunas veces que mi ermana me cuida a mi para que no me pasen cosas pero yo quiero que me pasen cosas para poder ser listo como Julio que tiene 32 años y cuenta todo y todo lo que le pasa pero Julio no me chiya como Rosse porque Julio y yo somos compis y el si que me alluda.Ya me e cansado de escribir y decir cosas. Mañana otra vez.
Aller he dicho que Julio me alluda pues no me alluda y oy me chillo y me llamo tontaina y le pregunte a mi señorita que es tontaina y se reia cuando le pregunto.
Alomejor ya soy listo pero creo que no.Y aora me voy porque me espera Rosse en la plaza del paseo de la plantacion. Oy no llueve y Rosse quiere que le acompañe un poco a un sitio que no se que sitio es.La señorita Kinnian quiere que cuente escribiendo que se contar los dias de la semana y los meses de un año y contar asta zien y mas cosas pero lo que tengo que decir es lo que ago cuando no estoy en la escuela y cuando no estoy en la escuela no ago muchas cosas bueno si algunas vezes boy a por la leche a la granja del tio Luis que es Cuvano de Cuva y me enseña los animales que tiene.Algunas vezes se muere algun animal pero tiene muchos. Sobre todo las vacas que son las que mas me gustan a mi. A Luis le e contado que de mallor quiero ser listo pero se rie y se rie y yo tambien me rio. Aller e yegado tarde a casa y Rosse no estaba en la casa. Vusco mi cuaderno y mi lapiz para escribir las cosas que me an pasado en la granja pero no podia encontrar nada. Seguro que cuando volviera Rosse ya se me olvidaria lo que voy a escribir. Pues eso que cuando boy a la granja del tio Luis me gusta reir con el y estar con sus animales es lo que mas me gusta del mundo. Luis tiene como llo de años pero no escribe las cosas que le pasan en la granja. Puede contar cuantas vacas tiene y dos perros grandes y duerme solo y duerme poco pero no le importa ser listo porque en su casa no ay nadie nunca cuando boy yo a por la leche. Ahora estoy cansado otra vez. Mañana cuento mas cosas. Oy en la escuela no ha estado la señorita Kinnian ni Strauss y no an leido lo que e pensado aller pero no me importa y ya no se que mas escribir. Me voy a por la leche. Adios. Ace muchos dias que no escribo en este papel porque creo que a la señorita Kinnian no le gusta lo que yo pienso.Oy e encontrado este papel de las cosas que ago en mi caja de las cosas de la escuela y dice Rosse que nunca deje las cosas tiradas en el suelo.Si estaria el tio Luis en su granja aora yo no estaria escribiendo mis cosas que pienso. En la granja esta jente que no conozco y Rosse me dice que el tio Luis vive en otra granja pero no tiene vacas ni dos perros grandes y que esta con otras personas que le cuidan para que no le pasen cosas como a mi. Luego escribo mas ya no tengo ganas. Oy e caminado yo solo hasta la granja y me acuerdo del tio Luis. Estoy triste desde que ya no esta. Oy no quiero levantarme. Oy no tengo ambre. Dice Rosse que le acompañe y yo no quiero y me chiya como muchas vezes mas.Adios. La señorita Kinnian no quiere que escriba mas cosas que pienso. Alomejor ya soy listo pero no me importa. Aora boy con Rosse a un sitio como otras vezes y quiere que le acompañe.Me dice que es un secreto y mañana escribo. Estoy sin ganas de contar y escribir. Ya me e artado de contar lo que pienso. Rosse me chiya y me chiya. E estado con el tio Luis pero no me a echo caso y no se por que.Yo creo que esta enfadado porque le cuento cosas y ya no se rie como antes. No se que le pasa. Nadie me dice nada pero yo creo que no le dejan hablar conmigo porque en poco tiempo Rosse me yevo a casa. Mañana le contare a la señorita Kinnian que no le dejan hablar a mi amigo Luis conmigo. La señorita Kinnian tampoco quiere saver nada de las cosas que pienso y escribo y escribo pero ahora no. La semana que biene cumplo 38 años. Me ha dicho la señorita Kinnian que este año me e esmerado mas que Julio y quiere que le diga el regalo que quiero. Asta ese dia tengo tiempo de decirles a todos el regalo que mas me gusta del mundo. Y ahora me boy a la cama. Por la noche e soñado que tenia animales y vacas y dos perros grandes y una granja con muchas vacas muy muy parecida a la granja del tio Luis pero no era igual. La señorita Kinnian se va a poner muy contenta cuando sepa lo que mas me gusta del mundo. A ella tambien le gustan mucho las vacas y seguro que ya tiene una o dos o mas preparadas para el dia de mi cumpleaños. Que ilusion. Estoy muy contento. Por fin me rio como hace muchos dias en la granja. Bueno. Me voy a ver a la señorita Kinnian. No tengo mas ganas de contar nada. Esta mañana les e dicho a todos lo que mas quiero del mundo para mi cumpleaños y se rieron tanto y tanto. Y me dijo Strauss que nunca boy a ser listo y tambien la señorita Kinnian y a venido Rosse a buscarme. No quiero ir mas con ellos. Rosse ya no me chiya. Me dice que me vaya a dormir. Mañana le boy a decir a Rosse que para mi cumpleaños quiero estar con el tio Luis. Es lo unico que quiero para ese dia. Me voy a la cama. Mañana sigo. Rosse me a dejado dormir mas que nunca. Me a dicho que recoja todas mis cosas de la caja de mis cosas y que le ayude con una maleta que pesa mucho. Me parece que es Domingo porque Rosse me a puesto mi mejor traje y quiere que le acompañe otra vez a un sitio y que es un secreto. En la calle llueve y llueve. Me mojare pero Rosse estoy seguro de que ya no me chiyara nunca mas y ya no puedo seguir escribiendo por oy. Adios



miércoles, 4 de febrero de 2009

Escribir a partir de un comienzo


Uno de los recursos más clásicos en los talleres de escritura es la propuesta de escribir un cuento a partir de un comienzo ya elaborado por otro autor y que sea lo suficientemente sugerente como para que nuestra cabeza se ponga a imaginar la historia que hay detrás de esas frases. Por supuesto, hay que elegir bien ese comienzo para que contenga más o menos los elementos básicos que tiene una historia para empezar a despegar, es decir, y, en primer lugar, un personaje al que parece sucederle algo en un lugar, en un tiempo y en un espacio. Ese personaje, además, debe estar definido por algún rasgo de su carácter o mostrar algún detalle de su pasado o de su vida familiar que nos haga pensar que ahí hay una clave que será fundamental tener en cuenta para la compresión de ese algo que hemos dicho le sucederá. Fijaos en este comienzo del maestro Edgar Allan Poe en su cuento El corazón delator:

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco?


Lo que cuenta este personaje sobre sí mismo es menos interesante que lo que él cree que estamos pensando nosotros. ¿Por qué? Porque la locura será el motor que impulse este cuento. Recordad que, como hemos visto otras veces, parece que Edgar Allan Poe escribía precisamente a partir de un final para buscar eso que se ha llamado como el "efecto final", es decir un desenlace inesperado o sorprendente del cuento. Si no lo conocéis, os invito a que lo hagáis. La foto de la izquierda es suya.

Leamos este otro ejemplo de Raymond Carver, en su obra De qué hablamos cuando hablamos de amor. El cuento se llama Belvedere.

Por la mañana me echa Teacher´s en la barriga y lo apura a lametones. Y esa misma tarde trata de tirarse por la ventana.
Yo digo:
— Holly, esto no puede seguir así. Esto tiene que acabar.

Tenemos dos personajes. No sabemos quiénes son, pero uno de ellos primero se comporta amorosamente con el otro, pero a continuación muestra un comportamiento inesperado. Esta última observación será fundamental a la hora de crear una historia. Lo que denominamos "puntos de giro" son la mejor herramienta para atrapar al lector. Para ello, tendremos que hacer que los personajes marchen por un camino donde ellos mismo crean tenerlo todo bajo control para, a continuación, meter un personaje nuevo que lo desestabilice todo (la primera mujer del marido, el hijo que se creía desaparecido, el fantasma del padre asesinado, etc) o una acción nueva que obligue a los personajes a tomar decisiones con las que no contaban (un embarazo ¿deseado?, un billete de avión con un nombre que no es el tuyo, un billete premiado de lotería, un cáncer terminal). El caso es complicarle la vida a nuestros personajes, levantar obstáculos que él tendrá que salvar.

En definitiva, para esta segunda sesión la propuesta era escoger el comienzo de un cuento o novela clásica y escribir a partir de él, siguiendo los hilos sueltos que ha dejado el autor. Abajo os pongo los que estuvimos manejando en clase. Por cierto, aprovecho para deciros que este año se cumple el bicentenario del nacimiento de Edgar Alla Poe. Ánimo.

Nos vemos el próximo 6 de febrero.

Edgar Allan Poe.

El pozo y el péndulo
Sentía náuseas, náuseas de muerte después de tan larga agonía; y, cuando por fin me desataron y me permitieron sentarme, comprendí que mis sentidos me abandonaban. La sentencia, la atroz sentencia de muerte, fue el último sonido reconocible que registraron mis oídos.

Manuscrito hallado en una botella
De mi país y mi familia poco tengo que decir. Un trato injusto y el andar de los años me arrancaron del uno y me alejaron de la otra.

La verdad sobre el caso del señor Valdemar
De ninguna manera me parece sorprendente que el extraordinario caso del señor Valdemar haya provocado tantas discusiones. Hubiera sido un milagro que ocurriera lo contrario, especialmente en tales circunstancias.

El corazón delator
¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco?

El tonel del amontillado
Había yo soportado hasta donde me era posible las mil ofensas de que Fortunato me hacía objeto, pero cuando se atrevió a insultarme juré que me vengaría.

El entierro prematuro
Hay ciertos temas de interés absorbente, pero demasiado horribles para ser objeto de una obra de ficción. El mero escritor romántico debe evitarlos si no desea ofender o desagradar.

La caída de la Casa Usher
Durante todo un día de otoño, triste, oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo, crucé solo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica Casa Usher.

Boccaccio: De El Decamerón.

El jardinero del convento.
— Gentiles damas: muchos hombres y mujeres son tan necios que creen a pies juntillas que cuando una muchacha lleva puesta una toca blanca y se coloca encima la negra cogulla deja de ser mujer y no siente los apetitos femeninos, como si al hacerla monja la hubieran convertido en piedra. Si oyen algo contra esta creencia, se afectan tanto como si acabase de cometer un grave crimen, sin pensar que no pueden respetarse a sí mismos quienes no sacian la absoluta libertad de poder hacer lo que quieran, ni pueden vencer tampoco las tentaciones del ocio y de la soledad. También hay muchos que creen que la azada, el azadón, los manjares toscos y las incomodidades quitan por completo a los labriegos los apetitos de la concupiscencia y les infunden inteligencia y sagacidad.

Marqués de Sade

Agustina de Villeblanche o la estratagema del amor
De todos los extravíos de la naturaleza, el que más ha hecho cavilar, el que más extraño ha parecido a esos pseudofilósofos que quieren analizarlo todo sin entender nunca nada -comentaba un día a una de sus mejores amigas la señorita de Villeblanche, de la que pronto tendremos ocasión de ocuparnos- es esa curiosa atracción que mujeres de una determinada idiosincrasia o de un determinando temperamento han sentido hacia personas de su mismo sexo. Y, aunque mucho antes de la inmortal Safo, y después de ella, no ha habido uno sola región del universo, ni una sola ciudad, que no nos haya mostrado a mujeres de eses capricho, y, por tanto, ante pruebas tan contundentes, parecería más razonable, antes que acusar a esas mujeres de un crimen contra la naturaleza, acusar a esta de extravagancia; con todo, nunca se ha dejado de censurarlas y, sin el imperioso ascendiente que siempre tuvo nuestro sexo, quién sabe si un Cujas, un Bartole o un Luis IX no habrían concebido la idea de condenar también al fuego a esas sensibles y desventuradas criaturas, con bien se cuidaron de promulgar leyes contra los hombres que, propensos al mismo tipo de singularidad y con razones tan igualmente convincentes, han creído bastarse entre ellos y han opinado que la unión de los sexos, tan útil par ala propagación, podía muy bien no ser de tanta importancia para el placer.

Lovecraft

El horror de Dunwich
Cuando el que viaja por el norte de la región central de Massachusetts se equivoca de dir
ección al llegar al cruce de la carretera de Aulesbury nada más pasar Dean´s Corners, verá que se adentra en una extraña y apenas poblada comarca. El terreno se hace más escarpado y las paredes de piedra cubiertas de maleza van encajonando cada vez más el sinuoso camino de tierra. Los árboles de los bosques son allí de unas dimensiones excesivamente grandes, y la maleza, las zarzas y la hierba alcanzan una frondosidad rara vez vista en las regiones habitadas. Por el contrario, los campos cultivados son muy escasos y áridos, mientras que las pocas casas diseminadas a lo largo del camino presentan un sorprendente aspecto uniforme de decrepitud, suciedad y ruina. Sin saber exactamente por qué, uno no se atreve a preguntar nada a las arrugadas y solitarias figuras que, de cuando en cuando, se ve escrutar desde puertas medio derruidas o desde pendientes o rocosos prados. Esas gentes son tan silenciosas y hurañas que uno tiene la impresión de verse frente a un recóndito enigma del que más vale no intentar averiguar nada.

Ray Bradbury: Crónicas marcianas.
Los colonos
Los hombres de la Tierra llegaron a Marte.
Llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados, porque se sentían como los Peregrinos, o porque no se sentían como los Peregrinos. Cada uno de ellos tenía una razón diferente.
Un camino a través del aire
-¿Te enteraste?
-¿De qué?
_¡Los negros, los negros!
-¿Qué les pasa?
-Se marchan, se van, ¿no lo sabes?
-¿Qué quieres decir? ¿Cómo pueden irse?
-Pueden irse. Se irán. Se van ya.
-¿Una pareja?
-Todos los que hay en el Sur.
-No.
-Sí.
-Imposible. No lo creo. ¿Adónde? ¿A África?
Silencio.
-A Marte.
-¿Quieres decir al plante Marte?
-Exactamente.
Borges:
La casa de Asterión
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera.
Daniel Keyes:
Flores para Algernon
5 de marso de 1965
Iforme de pogreso 1
Strauss dice que tengo de escribir lo que pienso y todo lo que me pasa de ahora enandelante. No se porque pero dice que es inportante porque asi deciden si me ban a usar. Espero que si me usen. La señorita Kinnian dice que alomejor me buelven listo. Yo quiero ser listo. Me llamo Charlie Gordon. Tengo 37 años. Ace dos semanas fue mi cumpleaños. Ya no tengo nada mas que contar asique lo dejo por hoy.
Gabriel García Márquez: Crónica de una muerte anunciadaEl día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo, en. Cien años de soledad: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. En El jardín de cemento, Ian Mc Ewan (traducido por Antonio-Prometeo Moya). Yo no maté a mi padre, pero a veces me sentía como si hubiera contribuido a ello y, de no ser porque coincidió con un momento específico de mi desarrollo físico, su muerte pareció insignificante, comparado con lo que después siguió. Lolita, de Nabokov: Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.


JUGAR A ESE JUEGO DE SER ESCRITOR

Hacer reír, tal vez llorar; soñar.
Volver a los juegos de infancia, recordar. Envejecer junto a una ventana contando miles de estrellas; pensar que estás junto a ella, en el tiempo que era tu amada.
Vivir en tiempos futuros que no llegarán, pensar que no hay distancia en el espacio que os pueda separar.
Amar a varias mujeres sin engañar a ninguna; ser un hombre o una mujer a tu voluntad.
Sufrir o gozar, estar sola y soñar con paraísos poblados de valquirias y amazonas. Enamorarte de un gato, poner nombre a un colibrí, explorar el Serenguetti, pintar de rosa la aurora. Viajar al centro de su alma, poner una sonrisa en sus ojos y en su cara, serle alguna vez infiel y, aún así, poder vivir para siempre enamorada.
Fabricar otras vidas. Jugar a ser un poco dios, creando mil universos para vivir, a solas, los dos.
Poder ser feliz cuando estás en medio de la nada... eso, es escribir.
Y dos viernes al mes, en Chinchón, yo juego a este juego de ser escritor.

martes, 3 de febrero de 2009



31 DE OCTUBRE DE 2008

Se retiró enfurruñado, no le apetecía para nada irse a dormir, subió las escaleras rezando, en voz baja, mil plegarias de antidioses, maldiciendo a la "puñetera nany" ¡cuanto echaba de manos a mamá! ¡mierda vuelve ya! abrió la puerta de su leonera de un puntapié y la cerró de la misma manera, el sonido de la puerta al golpear contra el marco pareció el detonar estruendoso de un trueno, el susto le hizo abrazase a el mismo, encogiéndose como un guiñapito, fue a encender la luz y... en ese momento, un relámpago iluminó el cuarto desaliñado haciéndole ver formas imprecisas y tétricas, la luz no se encendió, parecía ser que el alumbrado había sido cortado por la creciente tormenta, sus ojos se abrían como buscando la luz y a ellos les saltaban imágenes tan caprichosas que, entre relámpago y relámpago creyó ver a todos sus antepasados mirándolo con rostros serios, vio a tía Ágata postrada en su silla de ruedas soltándole todo un sermón sobre su comportamiento, incluso creyó recibir, de lleno, en su cara, la salivilla que a la vieja se le escapaba cuando se enfadaba y gritaba, se llevó la mano a la mejilla y... estaba húmeda su cara, quizá estaba tan asustado que había comenzado a sudar, intentó moverse hasta la puerta para salir corriendo, pero sus pies se hallaban anclados a la alfombra donde, al bajar la mirada, descubrió las manos de el abuelo Ernesto, las manos viejas y arrugadas del abuelo le aferraban de los tobillos, quiso gritar y sintió que unas manos blancas, de dedos interminables le tapaba la boca presionándole dolorosamente, el olor de las manos se le antojó rancio, como a tocino seco, y su boca comenzó a recordar el sabor amargo del aceite de ricino que Lucía le metía a presión para purgarle las tripas, levantó la cara hacia la cara dueña de las manos frías, blancas y de uñas raídas, Lucía le miraba riendo sarcásticamente mientras se le acercaba al oído para susurrarle... "estas al final, aquí estas al final pequeño diablo, conseguiste sacarnos de las tinieblas" su corazón comenzó a cabalgar como un caballo loco y desbocado, intentó separar esas manos manoteando a derecha e izquierda, y otro rayo iluminó la habitación a la vez que la bombilla cubierta por una pantalla de millones de colores comenzaba a ponerse incandescente e iluminaba la habitación, cerró los ojos, intentando no soltarse de vientre, le dolía la barriga que parecía iba a reventarle, y el estomago le instaba a vomitar de inmediato, se resistió arrugándose hasta el suelo, notó como sus pantalones estaban mojados, pero no quiso saber el porqué, simplemente se dejó caer y se abandonó a los latidos histéricos de su corazón, ya no intentó gritar, ni mirar, ni moverse.


Sonó una voz dulce a su lado, con ese timbre suave e inolvidable, lleno de cariño, de ternura, "Blasin cielo, mami ya está aquí". Blas no quiso mirar, dejó de sentir su corazón, ya no latía, dejó de sentir dolor en las tripas y dejó de escuchar a su estomago pidiéndole evacuación, se relajó y notó como unos brazos acogedores le rodeaban, como una mano suave le acariciaba el pelo y le susurraba una nanita perpetua.

Son las cinco de la mañana, en la casa se escuchan gritos, llantos y las luces se van encendiendo una a una en todas las estancias, Karina, la nany, corría de un lado a otro con un cuerpo entre sus brazos, Lauren intentaba pararla, Luisa, embutida en su camisón de franela, movía sus brazos como las alas de un pájaro preso en un cepo, Blas, sentado en el rellano de la primera planta observaba el ir y venir, no comprendía todo aquello, pero no tenía ninguna intención de preguntar, solamente se puso en píe y les gritó


¡AL FIN ME LIBERÉ DE TODOS!

El silencio se hizo en toda la casa, Karina se quedó inmóvil, mirando a lo alto de la escalera, todo se paró, los tres pares de ojos se perdían hacía lo alto, el cuerpo inerte de Blas se contrajo y desplegó mientras que una gran carcajada escapaba de su boca.

[31 de octubre de 2008 "EL CORREO DIARIO" página de sucesos:

TRES PERSONAS ADULTAS Y UN PEQUEÑO DE 11 AÑOS APARECEN SIN VIDA EN LA NOCHE DE HALLOWEEN, LOS EXPERTOS AFIRMAN QUE NO HAY INDICIOS DE MUERTE NATURAL, MÁS NO SE ENCUENTRA NINGÚN TIPO DE EXPLICACIÓN RACIONAL AL HECHO.]

Unas manos blancas de dedos interminablemente largos, de uñas raídas, cerró el diario, se volvió hacía un niño de 11 años de alas negras y sonrisa pícara, y le dijo...

¡AL FIN ESTÁS CON MAMÁ! mientras le indicaba hacía una mujer que yacía sobre una losa inscrita:

MARÍA LARDIN,
MURIÓ A LOS 25 AÑOS
DANDO LA VIDA A BLAS, su hijo.
31 de Octubre 2008
D.E.P.

Sesión del día 23 de enero

La sesión del Taller de Escritura del pasado día 23 de enero estuvo dedicada a la lectura de los cuentos que los participantes habían escrito. Todos con su mirada personal del mundo. Espero que este blog sirva para que podamos leer algunos de esos cuentos.

Mila nos trajo en esta ocasión una serie de comienzos de cuentos con diferentes estilos y técnicas y nos pidió elegir uno de ellos y continuar la historia a nuestra manera.

La próxima sesión: el día 6 de febrero.