domingo, 12 de abril de 2009

VI SESIÓN.- LOS DISTINTOS NARRADORES


El narrador es, probablemente, la herramienta fundamental que tiene un escritor. Por ello mismo merece la pena detenerse un poco antes de escribir y pensar cuáles son las ventajas e inconvenientes que supone la elección de uno u otro respecto a nuestra historia. Un buen consejo siempre a la hora de escribir es que elijas hacerlo de la forma que te resulte más cómoda. Pero, a veces, hay que sacrificar esa comodidad, al menos al principio, en favor de un narrador que nos resulte más útil para desarrollar nuestra historia, de hecho, la propia historia es la que debería pedirte un narrador u otro.

A grades rasgos, se considera que según la voz hay narradores en 1ª, 2ª y 3ª persona. Los narradores en primera personas son los habituales en las biografías y, en general, en aquellas historias donde es el protagonista el que narra los hechos. Tienen la ventaja de que la primera persona suele conllevar lo que yo llamo el efecto "confesionario", es decir, que cuando leemos algo narrado por el propio protagonista prestamos mayor atención. No es lo mismo comenzar una conversación con un "no sabes lo que le sucedió a un primo mío ayer" que un "no sabes lo que me sucedió a mí ayer". Se produce con la primera persona una conexión inmediata, una intimidad, entre el narrador y el lector. El inconveniente de este narrador es que nos suele filtrar toda la información valorándola desde su punto de vista. Hay que saber manejar esto para que el narrador no se "coma" a la propia historia, no se superponga a ella.

El narrador en segunda persona, menos habitual, pero posible, permite un distanciamiento muy acusado entre narrador y personajes que resulta interesante manejar. Así el narrador puede estar pegado a sus personajes o separados de ellos a su antojo.

El narrador en tercera persona, en principio también permite ese distanciamiento entre narrador y personajes del que hablábamos antes.

Bien, estos son los narradores según la voz. Según el punto de vista adoptado podemos encontrar dos grandes clasificaciones:

1.- El narrador interno: (participa en la propia historia). Este se divide en:

Narrador protagonista: Es decir, el protagonista de los hechos es quien los narra.

Narrador personaje secundario: El narrador participa en los hechos narrados con mayor o menor protagonismos. Esto es lo que sucede en las novelas del detective Sherlokc Holmes, pues quien narra la historia no es otro que el Doctor Watson.

Muy parecido a este último podemos encontrar al narrador testigo quien puede haber participado escasamente en los hechos y haberlos recompuestos para narrarlos a través de confesiones, entrevistas, etc. Se suele poner como ejemplo de narrador testigo a Nick Carraway, el personaje que cuenta los hechos en la novela El Gran Gasby de Scott Fitzgerald. El narrador testigo permite un distanciamiento sobre los personajes que facilita la interpretación de la historia por parte del propio lector.

2.- El narrador externo: (no tiene ninguna participación en los hechos narrados). A su vez este tipo de narradores se dividen en:

Narrador omnisciente: Muy útil puesto que es el narrador que lo sabe todo de sus personajes, sabe sus pensamientos, su pasado, lo que les sucederá en el futuro. Es un narrador muy útil porque a través de ese conocimientos profundo que tiene sobre cada acto o decisión que toman sus personajes puede justificarlos para el lector, ayudándonos a crear personajes redondos y a la credibilidad de los mismos. A su vez, el problema es que es un narrador que lo manipula y filtra todo lo que puede perjudicar a la historia, pues no deja margen al lector para que sea él mismo el que se implique y haga el esfuerzo de comprender a los personajes. Este narrador es el utilizado por lo autores del Realismo y el Naturalismo, donde el tratamiento de la psicología de los personajes era fundamental en el desarrollo de la propia historia.

Narrador objetivo: La forma más habitual de explicar en qué consiste este narrador es utilizando la metáfora de la cámara de cine. Es decir, es un narrador que sólo cuenta lo que ve, no puede saber nada de la psicología de sus personajes, ni de su pasado o su futuro. Este narrador es el típico de la novela negra. Es lógico ya que si el narrador estuviera metido en la cabeza de cada personaje sabríamos en seguida quién miente sobre lo que hizo "la noche de los hechos". Es decisivo que en la novela negra el lector tenga el suficiente margen de maniobra para poder sacar él sus propias conclusiones sobre quién es el asesino. Esta es la gran ventaja de este narrador. Sin embargo, también conlleva sus dificultades, pues mostrar que uno de nuestros personajes está mintiendo mientras contesta a una pregunta sin que el narrador nos lo diga exige habilidad para manejar los detalles que rodean a nuestros personajes.

La tarea para la próxima sesión del 17 de abril será que seleccionéis uno de vuestros cuentos ya escritor e intentéis volver a contarnos esa historia eligiendo un narrador totalmente distinto.

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